viernes, 28 de marzo de 2008

Historias de príncipes y renacuajos


Hay un estanque del que nacen todos los príncipes. Hechizados, condenados a respirar confundidos el lodo y la viscosidad del musgo; duermen entre las piedras lisas. La luna sin querer, los despierta con el goteo de sus lágrimas en la superficie del estanque; ondea su dolor para arrullarlos y volverlos a su sueño. Caen sombras con el bailoteo de las plantas.
Noche tras noche, cierran sus enormes y saltones ojos para no hacer trampa, para poder despertar al día siguiente con otra pata, con otra mano que les permita arrastrarse fuera de ese frío barro. Esperan despertar con otro corazón más grande.

Los renacuajos se cuentan historias que escriben detrás de las hojas verdes, esperando que una mujer las encuentre y pronuncie las palabras que rompan su hechizo. Ellos cuentan los días agrietando los árboles, carcomen los carrizos lentamente; esperan secándose bajo el sol, el caudal de un río que desemboque en puro olvido.
Amanda Cárdenas

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